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 LAS RAZONES DEL CREATIVO: 

Armando Tiburcio Robles, 62. radicado en Quintana Roo, México.

La barrera de los sesenta puede ser drástica, magia o demoledora. Mucho depende de las condiciones en que lo encuentre a uno. Conmigo llegó mientras estaba distraído viviendo la dinámica cotidiana como si nada extraordinario sucediera. Hasta que empezó a suceder: por dentro y por fuera.

Para el cuerpo, hay que empezar a ser prudentes. Para la gente, ahí va el viejito. Según el criterio más generalizado he llegado a la última etapa; la tercera. Para otros, aún estoy en la fase productiva y será hasta los 65 en que arribe a las condiciones de dependencia. Lo que es un hecho es que ya puedo tramitar la tarjeta del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores INAPAM.

Al revisar la información (desde todos los ángulos posibles) sobre esta nueva etapa de mi vida, me encontré con un submundo complejo para el cual no solemos prepararnos. Una puerta que se abrió con inquietantes retos pero también, (a como van las cosas con los avances de la ciencia, la medicina y la tecnología) con nuevas e insólitas oportunidades.

Y como nadie va a hacer por nosotros lo que no hagamos por nosotros mismos...

...me embarco en esta aventura de divulgación sobre lo que todos deberíamos saber y reflexionar respecto a la vejez y los viejos; para lo cual hay que empezar por visibilizarnos para salir del rincón. Un experimento totalmente autogestionado aprovechando los flujos de información y las nuevas herramientas tecnológicas de comunicación. También podemos.

Después de los 60 todos sabemos hacer algo. Todos tenemos algo que contar. Algo que convidar. De ahí el nombre porque, en el juego de palabras, estamos con vida. No se trata de retraernos a vivir del pasado. Convidar, aquí, es actuar e interactuar para renovar.

El objetivo es destacar las vigencias de lo útil y las posibilidades creativas en la vejez. El envejecimiento de la población del mundo y el incremento acelerado de la expectativa de vida apuntan hacia una inédita revolución demográfica con sus reverberancias prácticas, materiales y éticas.

"Viejos los cerros" decimos muchas veces en defensa propia. Y entonces reivindicamos aquello de que "después de vejez, viruela". Si, ¿por qué no? Mientras se pueda.

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